Quizá sientas que siempre has tenido una imagen negativa de tu persona porque has crecido en un ambiente en el que las condiciones no han cultivado el sentimiento de valía que todo ser humano merece. También, puedes sentir que el autoconcepto positivo que venías forjando ha sido quebrado por algún acontecimiento presente que haya tenido un impacto fuerte sobre él, como una ruptura de pareja, un conflicto en una relación afectiva, o por la sensación de fracaso al no conseguir algún objetivo que habías estado luchando.
Incluso, más allá de experiencias personales cercanas, vivimos en un marco social de roles de género todavía potentes que, tanto a mujeres como a hombres, cada día nos afecta consciente e inconscientemente en la idea de cómo deberíamos ser, y eso recae contundentemente sobre nuestro amor propio.
La autoestima es una cualidad de nuestra identidad que está en continuo cambio y que se retroalimenta día a día de las experiencias que vamos viviendo. Por este motivo, es vulnerable a ser deteriorada pero, por el mismo motivo, siempre estamos a tiempo de cultivar creencias más realistas y acciones de autocuidado que nos hagan sentir ni fantásticos ni fabulosas, sino en paz con nuestra identidad tal y como es, con sus más y sus menos.
tregua a nuestro interior y trabajando, no desde el miedo a lo que no queremos ser, sino desde el autoconocimiento y la aceptación de quienes somos, cuidándonos diariamente y construyendo un proyecto de vida coherente con nuestros valores.
«Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.
La identidad no es una pieza de museo, quietecita en la vitrina,
sino la siempre asombrosa síntesis de las contradicciones nuestras de cada día.»
Eduardo Galeano
El autoconcepto es el concepto que tenemos de cómo somos, es decir, la idea que tenemos de nuestra identidad, de cómo nos definiríamos, mientras que la autoestima es el valor que le damos al autoconcepto.
Si bien el autoconcepto es una descripción objetiva, lo que coloquialmente llamamos racional, la autoestima sería la parte emocional de nuestra identidad, respondería a cómo nos sentimos con la idea que tenemos de cómo somos.
La autoestima no puede ser buena o mala, es decir, no hay un tipo de autoestima que sea errónea. La autoestima es algo con lo que cuentan todas las personas, solo que en algunos casos puede estar afectada o dañada por una o varias experiencias.
Por eso en terapia trabajaremos el autoconcepto y la autoestima desde la reparación de experiencias traumáticas que puedan afectarte.
Popularmente se dice que una persona que se quiere poco tiene la autoestima baja, pero la autoestima no es algo cuantitativo, no es una botella que se llena o se vacía, sino algo maleable que se puede transformar.
El tratamiento no iría enfocado a que la persona se quiera más (y así tener una autoestima alta), sino a quererse mejor (tener una autoestima saludable).
